Sommelier del restaurante Château Cordeillan-Bages en Pauillac, Francia.
Su color es profundo, casi púrpura y provisto de reflejos violáceos y granas que brillan en la copa complementando su juego de colores. Este vino ya nos cuenta algunas cosas. Que brillo! Él se presenta perfectamente a pesar de su juventud. La estructura del vino y la untuosidad tapizan con brío las paredes de la copa. La capilaridad del vino sobre el vidrio nos ofrece la posibilidad de aprovechar aún más de su explosión de colores. Su primer aroma, antes de agitarlo, es untuoso e intenso. Los aficionados llenos de imaginación podrán abandonarse a sus recuerdos y sensaciones olfativas de lo más creativas. Este vino no es en absoluto tímido; él ofrece un espectro aromático muy expresivo y complejo a la vez. Desde la primera impresión esperamos los armos más sutiles: frutas y las más nobles notas aromáticas de la crianza y una expresión irreprochable de bouquet. En lo que concierne a nuestro candidato las frutitas negras dominan. Las grosellas, las moras y el casis están presentes. Yo felicito al vinificador por la precisión en la madurez de la uva ya que nos encontramos ante la opulencia compensada por el frescor de la fruta que afina su expresión general de bouquet. Las notas de crianza se hacen más discretas y finas. La sutilidad y divinidad de esta primera impresión me conducen a agitar el vino para extripar la quinta esencia de sus aromas y forzar al vino a mostrarme su intimidad. Tras la agitación, este vino nos desvela todas sus capacidades. Los frutos frescos se mantienen presentes, pero una punta de complejidad suplementaria enriquece su bouquet. La ciruela, el tamarindo, el hueso de la cereza con su olor tan característico y la sabia de madera de rosal que le otorga un toque tónico muy interesante. Este vino es potente y generoso y sobretodo en absoluto avaro de sensaciones. El cedro y la vainilla aparecen junto con notas de regaliz que aportan virilidad al bouquet. La sensación olfativa es sorprendente y el etanol complementa el bouquet sin desmerecer su frutosidad. ¡Bravo! La degustación es rica y envolvente el vino nos transporta a su juventud plena de una armonía casi insolente. El ataque es generoso, las frutas, las especias y la acidez aportan un mayor relieve a su equilibrio. Ninguna obejción a su expresión general. Los sabores se combinan admirablemente. El hueso de cereza reaparece junto con las notas de especias ofreciendo la primera línea de la degustación. La estructura de los taninos es noble, fina y aterciopelada. Sus taninos son tan presentes que emocionan. Este vino merece permanecer unos cuantos años en nuestra cava para apaciguarlo. Su final es afrutado y cálido. Su persistencia en boca es muy larga y muestra la enorme riqueza de sus polifenoles y el futuro de este vino.