El reconocimiento de los terruños del Priorat han dado paso a la creación de los nuevos "vinos de la villa" Gratallops, al igual que en Borgoña, Francia. El prestigio de esta zona no tiene límites, y Manyetes no puede escapar a esta denominación.
Manyetes es el nombre de un paraje de Gratallops. Una parte especialmente pobre de su terruño, demasiado soleado y expuesto a una gran sequedad. Prácticamente al límite de la supervivencia. Un desafío apasionante, ya que bajo estas condiciones casi desérticas se concentran las esencias principales del Priorat.
En una esquina cercana a la asfixia, resiste un antiguo vertiente, árido e inclinado, recubierto de pizarras y plantado de cariñena. Una mezcla emotiva en un lugar incomparable. Hemos querido aportar un toque de feminidad con la garnacha.
Hoy el paisaje recompensa el esfuerzo y reconcilia el paraje con sus visitantes. Sólo la influencia del Ebro, que se adivina en el horizonte, le otorga de vez en cuando, una mínima expresión de humedad que permite la supervivencia de su vegetación. El resultado es un vino sorprendente. La cariñena y la garnacha se conjugan en el terruño para producir un vino mineral, femenino, agradable, sutil, que me ha robado el corazón.
Les Manyetes es un viñedo ubicado a 250 metros de altitud, con exposición Sur. Es un área constituida únicamente por “licorella” (pizarra degradada) con poca tierra, en la zona más cálida de nuestros viñedos, donde las vides viven en condiciones muy difíciles.
En esta tierra y con esta exposición, el cariñena mantiene un equilibrio increíble entre frescura y potencial tánico.
2016 es, en mi opinión, uno de los años más sorprendentes, de los que te hacen ver que todavía nos queda mucho por aprender. Y es que a pesar de haber sido un año muy seco, es una de las añadas con mayor potencial de guarda, gracias su acidez (lo normal es pensar que en los años cálidos o muy secos los vinos sean de baja acidez, de ahí mi sorpresa. Quizás tenga que ver con la gran viticultura en la que están trabajando en los últimos años mi hermano Christian y su equipo). Por desgracia, la sequía sí que influyó en la ya de por sí muy baja producción, haciéndola disminuir aún más si cabe.
La añada 2016 nos ofrece un vino con equilibrio y potencial de larga guarda.
René Barbier Meyer, enólogo de la bodega Clos Mogador